“Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”. Con esa cita de Bernardo Houssay, cinco integrantes del Directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet ) se expidieron sobre la situación crítica que experimenta el organismo. En consonancia con las reflexiones del tucumano Atilio Castagnaro en su entrevista con LA GACETA, Dora Barrancos, Francisco Tamarit, Miguel Laborde, Roberto Rivarola y Tulio Del Bono destacan en un documento -que han hecho público- que muchos de los trabajadores y becarios del Conicet viven hoy con remuneraciones que se sitúan por debajo de la línea de pobreza, producto de un deterioro salarial que lleva ya tres años. Advierten, además, que el presupuesto 2019 deja al organismo “al borde de la imposibilidad de financiar cualquiera de sus muchos instrumentos de promoción”, entre ellos el otrogamiento de subsidios para reuniones científica (en Tucumán inclusive). “El presupuesto 2019 aprobado por el Congreso de la Nación contempla para el Conicet un aumento aproximado del 23% con respecto a lo que se habrá ejecutado este año al 31 de diciembre, mientras que la inflación en el mismo período habrá sido superior al 46%. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedía en los últimos años, este presupuesto incluye los futuros acuerdos paritarios... De no mediar una ampliación presupuestaria, es de esperar que continúe mermando la capacidad de investigación científica y tecnológica.”
“Entendemos que las políticas públicas de financiación de la ciencia, la tecnología y la innovación deberían fijarse en una perspectiva estratégica, más allá de las urgencias y la inmediatez que caracterizan a la política argentina”, añaden los cinco firmantes, y, en esa dirección, enfatizan sobre la necesidad de “aumentar sustancialmente la inversión pública y estimular fuertemente la inversión privada”.